Eva Verónica Guzmán Gutiérrez*
No solamente estamos cerca de tiempos cruciales en la política, nos encontramos ya inmersas e inmersos en un proceso cuyo resultado va a definir el rumbo de nuestra nación. Así, personajes de la política comienzan a hacerse visibles en espacios públicos a lo largo del país y en las principales plazas de la Ciudad de México. Esto, por supuesto no pasa desapercibido por los medios de comunicación que dan cobertura a las actividades y discursos de políticas y políticos. En esta labor el denominado cuarto poder, tiende a hacer no solo coberturas inequitativas, también ejerce violencia mediática y política hacia las mujeres.
La política y la comunicación han sido fundamentales para la organización y desarrollo de las sociedades. Su estrecha relación hasta la fecha ha hecho que sea considerada una disciplina dentro de la Ciencias Políticas. Así como su alianza es tan antigua, también lo es uno de sus principales propósitos, el cual ha sido documentado desde los romanos: generar y conocer la opinión respecto a los gobernantes y partidos políticos además de lograr aceptación, fama y legitimación (Reyes et al, 2010).
Por otro lado, en cada proceso electoral se ha percibido el aumento de la participación de las mujeres en la contienda por puestos de elección, al punto de llegar a la paridad en algunas entidades federativas y a nivel de cámara de diputados y de senadores. No obstante, no se percibe la misma situación en el acceso a los medios de comunicación. Lo anterior puede verse a nivel cuantitativo y cualitativo: las mujeres políticas aún se encuentran en una gran desventaja, pues no tienen la misma presencia a nivel numérico que los varones, esto, por un lado, porque además, se tiene que analizar cómo se abordan sus historias, que constantemente pueden centrarse en su apariencia física, vida familiar, estado civil o vida sexual, lo cual desvía la atención de sus capacidades, preparación académica o trayectoria (García 2018).
Lo anterior ha estado presente en procesos políticos y electorales pasados, y si bien órganos como el Instituto Nacional Electoral (INE) o el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TE), no sólo han recibido denuncias, sino que han planteado lineamientos para evitar la violencia política en los medios de comunicación, esto sigue estando fuertemente presente. De acuerdo a la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia de la Ciudad de México (2020), la violencia política contra las mujeres se define como:
(…) toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada, que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el acceso al pleno ejercicio de las atribuciones inherentes a su cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas, tratándose de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo (…)
Esta definición es bastante amplia y contempla diferentes aspectos, por lo que también ayuda a identificarla. Algo muy interesante es que dentro del apartado que define este tipo de violencia se menciona que esta puede ser ejercida por medios de comunicación.
Incluso, dentro de esta misma ley se menciona, entre otros aspectos, que se considera violencia política a espiar o desprestigiar a las mujeres a través de los medios de comunicación con el objetivo o resultado de impedir o restringir el ejercicio de los derechos político-electorales. Así en la definición de esta ley se resalta el papel de los medios de comunicación en este tipo de violencia contra las mujeres.
Podría parecer que en la actualidad esto ya no sucede, sin embargo, aparentemente se vuelve más sofisticada. Las redes sociales sirven para que los agresores se escondan tras el anonimato, en el que la vida íntima, el aspecto físico y su sexualidad son el espacio predilecto de aquellos. Esto, por supuesto tiene un gran impacto en la vida de las mujeres políticas pues no sólo las desalienta a seguir participando, también hay repercusiones en las urnas o en la pérdida de simpatizantes.
Narcia (2020), menciona que la violencia política en contenidos mediáticos, va desde una cobertura periodística inequitativa, pasando por difamación, amenazas, burlas, hasta comentarios sexistas, los cuales se intensifican y magnifican en el ciberespacio.
Basta con ingresar a cualquier red social para ver no solo notas o materiales de los diferentes medios de comunicación, también los comentarios de las y los usuarios que lejos de hacer una crítica a la trayectoria o trabajo político se centran en aspectos de su aspecto físico, su sexualidad o su forma de vestir.
Un ejemplo es la doctora Claudia Sheinbaum. De acuerdo al artículo periodístico de Ríos (2023) a ella los medios le dan un trato diferenciado a los demás aspirantes; no se hace mención de su grado académico o de su puesto como jefa de gobierno. Se habla sólo de “La favorita”, “La mimada”; se le infantiliza, se habla de su supuesta sumisión, debilidad y falta de decisión, lo cual no ocurre con sus pares varones como puede observarse en lo que publicó el periódico El Financiero el 13 de julio de 2023, cuyo encabezado dice: Sheinbaum ‘Hace berrinche’ y se molesta en entrevista: ‘No sé por qué tanta violencia’ .
Como se observa el poner límites en la violencia se señala como un acto infantil de berrinche y la misma doctora ha tenido que aclarar una y otra vez que no actúa bajo el auspicio o copiando al presidente de la República.
Esto no se ha dicho de los aspirante varones. Cabe recordar que es muy probable que no sea exclusivo de la doctora Sheinbaum, pues más mujeres buscarán algún puesto de elección. Tenemos que estar muy atentas del manejo de los medios, de la cobertura que darán, de los comentarios y críticas.
Es tiempo de mujeres para que ocupen más puestos de elección, pero también debe ser tiempo de que los medios de comunicación masiva dejen de invisibilizar y violentar a las mujeres que participan en este complejo y difícil mundo de la política.
*Licenciada en Comunicación social, Especialista y Maestra en Estudios de la Mujer por la UAM Xochimilco. Pertenece a la Comisión de Medios de Mujeres Morena República, es tallerista y ha coordinado el diseño de diferentes materiales didácticos para la formación política de las mujeres.
Referencias
García, Virginia (2018), “Una tipología de los sesgos y estereotipos de género en la cobertura periodística de las mujeres candidatas” en Revista mexicana de opinión pública, no.24, México ene./jun. 2018.
Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia de la Ciudad de México (2020), Gaceta oficial de la Ciudad de México. http://www.data.consejeria.cdmx.gob.mx/images/leyes/leyes/Ley_Acceso_Mujeres_a_una_Vida_Libre_de_Violencia_4.5.pdf
Ley General de Acceso a una vida libre de violencia (2020) http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV_130420.pdf
Narcia, Elva (2020), Los medios de comunicación y su responsabilidad frente a la violencia política en razón de género. En Voces Feministas.mx https://vocesfeministas.mx/los-medios-de-comunicacion-y-su-responsabilidad-frente-a-la-violencia-politica-en-razon-de-genero/
Reyes, María, et al (2010), Reflexiones sobre la comunicación política, Espacios Públicos, vol. 14, núm. 30, enero-abril, 2011, pp. 85-101 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México.
Ríos, Viri (2023), “Si Claudia fuera bato”. En Milenio versión en línea. Consultado el 12 de julio a las 09:00 pm https://www.milenio.com/opinion/viri-rios/no-es-normal/si-claudia-fuera-bato












