Eva Verónica Guzmán Gutiérrez*
En 2025 se cumplen 30 años de la histórica Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en la que 189 países, incluido México, adoptaron por unanimidad la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, un documento que marcó un hito en la agenda global por la igualdad de género.
Entre los temas que aborda, destaca el de «Mujer y Medios de Comunicación», que no sólo señala cómo los medios perpetúan imágenes estereotipadas y degradantes de las mujeres, sino que también subraya la importancia de garantizar su acceso como creadoras de contenido y su participación en puestos directivos y de toma de decisiones en la industria mediática. Asimismo, destaca el papel de los medios como herramientas clave para impulsar el avance de las mujeres y fomentar su participación democrática.
Sin embargo, ¿qué tanto se ha avanzado en los compromisos, objetivos y medidas planteadas en este documento respecto a las mujeres y los medios de comunicación?
Hace apenas cinco años, informes sombra advertían que no se habían logrado avances significativos en la reducción de estereotipos de género, la discriminación y el sexismo en los medios de comunicación. Esto nos lleva a cuestionar qué acciones se han implementado y qué desafíos persisten para lograr una representación más equitativa y justa de las mujeres en el ámbito mediático.
Si bien en los últimos años hemos observado algunos cambios en la representación de las mujeres en los medios, como en los anuncios publicitarios y ciertos programas que muestran imágenes más diversas y cercanas a la realidad, aún persisten estereotipos arraigados. Ejemplo de estos cambios son el commodity feminism, que incorpora a mujeres realizando actividades tradicionalmente asociadas a roles masculinos, y el femvertising, que presenta a mujeres desafiando el sistema patriarcal y los estándares tradicionales de belleza. Sin embargo, seguimos expuestas a mensajes que refuerzan la asociación de las mujeres con el cuidado, la dedicación, la hipersexualización, los cánones hegemónicos de belleza y el amor romántico. Además, la misoginia y la violencia siguen presentes en telenovelas, programas de humor y de radio, así como en los contenidos de internet, donde su impacto se magnifica debido a la rápida y amplia difusión de información a nivel global.
Por otro lado, es imposible ignorar cómo los medios de comunicación continúan representando al movimiento feminista. En cada marcha del 8 de marzo o en cualquier otra movilización, la cobertura mediática suele centrarse en la destrucción de inmuebles, daños en estaciones del metro y Metrobús, o en confrontaciones con hombres que irrumpen agresivamente en los contingentes. Esta narrativa refuerza la idea de que el feminismo es un movimiento violento y que sus integrantes odian a los hombres, desvirtuando así sus verdaderas demandas y objetivos.
Como señala Bell Hooks en su libro El feminismo es para todo el mundo, los medios de comunicación han representado únicamente una parte del movimiento feminista, enfocándose en lo que consideran sus aspectos «negativos» y distorsionando así el verdadero propósito de nuestra lucha.
Por otro lado, sigue siendo evidente la escasa presencia de mujeres en puestos directivos dentro de las grandes empresas mediáticas, y aún más limitada es su participación como propietarias de estos medios. Esta falta de representación influye directamente en los contenidos que se producen y en las narrativas que predominan en la sociedad.
Por ello, es fundamental mantener en todo momento una mirada crítica y feminista al consumir medios de comunicación: ya sea al ver televisión, publicidad y cine; al escuchar la radio y la música; al leer revistas y periódicos, o al interactuar en el entorno digital.
A 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, es imprescindible reflexionar sobre su impacto en la relación entre mujeres y medios de comunicación. Seguramente el balance de este año evidenciará ciertos avances, pero aún queda un largo camino por recorrer para transformar de manera real y significativa nuestro papel no solo como parte del contenido mediático, sino también como creadoras dentro de la industria. Los medios pueden ser aliados clave en esta lucha, pero también han sido —y siguen siendo— grandes reproductores de violencia simbólica contra las mujeres.
* Licenciada en Comunicación social, Especialista y Maestra en Estudios de la Mujer por la UAM Xochimilco. Pertenece a la Comisión de Medios de Mujeres Morena República, es tallerista y ha coordinado el diseño de diferentes materiales didácticos para la formación política de las mujeres.
Referencias:
Hooks, b. (2017). El feminismo es para todo el mundo. Traficantes de Sueños.
Frente Feminista Nacional. (2020). Informe Nacional Alterno. Beijing +25. ONU Mujeres. Recuperado el 30 de enero de 2025 de https://www.unwomen.org/sites/default/files/Headquarters/Attachments/Sections/Get%20involved/Beijing-25/Generation-Equality-Forum/CSO-Beijing-Report-Mexico-en.pdf
Mujeres en Red. (2025). Los acuerdos de la mujer y los medios de comunicación: Beijing, China. Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, 4-15 de septiembre de 1995, Beijing, China. Recuperado de https://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/beijing.pdf
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