Martha Angélica Contreras García*
La violencia familiar, y en particular la violencia de género, es una problemática global que trasciende fronteras y generaciones. A pesar de su impacto diario, las medidas para prevenirla y erradicarla siguen siendo insuficientes. El aumento de esta situación obliga a replantear las estrategias de intervención y a reforzar el cumplimiento de los marcos normativos internacionales que garantizan los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia y discriminación. Entre estos instrumentos destacan la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará). Aunque estos documentos representan avances significativos en la protección de los derechos de las mujeres, su implementación sigue enfrentando desafíos en la armonización con las legislaciones nacionales, como ocurre con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en México, que aún requiere ajustes y reformas para su efectiva aplicación.
La CEDAW es un tratado fundamental de derechos humanos adoptado por las Naciones Unidas en 1979, considerado el instrumento más importante para la protección de los derechos de las mujeres a nivel internacional. Su cumplimiento es supervisado por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, un órgano compuesto por 23 expertos independientes en derechos de la mujer de diversas partes del mundo.
Los Estados que ratifican la Convención asumen la obligación legal de adoptar medidas efectivas para eliminar la discriminación y garantizar la igualdad de derechos para las mujeres en todos los ámbitos de la vida.
1. Eliminar toda forma de discriminación contra la mujer en todos los ámbitos de la vida.
2. Garantizar el pleno desarrollo y avance de las mujeres, permitiéndoles ejercer y disfrutar de sus derechos humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los hombres.
3. Establecer un mecanismo de supervisión, a través del cual el Comité de la CEDAW evalúa periódicamente los esfuerzos de los Estados parte para aplicar el tratado y garantizar su cumplimiento (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos [OHCHR], s.f.).
Los países que han ratificado la CEDAW están obligados a presentar informes periódicos al Comité, donde exponen las medidas adoptadas para garantizar los derechos de las mujeres. En sesiones públicas, el Comité revisa cada informe y emite observaciones finales con recomendaciones para mejorar la implementación del tratado (OHCHR, s.f.).
Desde su adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979 y su entrada en vigor el 3 de septiembre de 1981, la CEDAW ha sido un instrumento clave para impulsar cambios significativos en la vida de las mujeres. En los países que la han ratificado, ha servido como herramienta para combatir la violencia de género, la pobreza, la falta de protección legal y la negación de derechos fundamentales como la herencia, la propiedad y el acceso al crédito (OHCHR, s.f.).
México firmó la CEDAW en 1980 y la ratificó el 23 de marzo de 1981, comprometiéndose a adoptar medidas legislativas, políticas y administrativas para erradicar la discriminación y garantizar los derechos de las mujeres (Suprema Corte de Justicia de la Nación [SCJN], s.f.).
En el contexto actual, donde el lema «Tiempo de Mujeres» cobra mayor relevancia, es imperativo dar seguimiento a estos tratados y exigir su cumplimiento efectivo. El derecho a una vida libre de violencia, tan lamentablemente normalizado, debe ser garantizado sin excepciones ni demoras.
8 de marzo de 2025
El 8 de marzo es el día en que mujeres de todo el mundo salimos a las calles con coraje, dignidad y sororidad para exigir justicia y derechos. Alzamos la voz para frenar los feminicidios, el acoso sexual, el hostigamiento laboral, la desigualdad y la negación de nuestros derechos sexuales y reproductivos, entre ellos la Interrupción Legal del Embarazo (ILE).
Queremos un mundo donde nuestras hijas, hermanas, madres, tías, primas y amigas puedan caminar sin miedo, salir de noche sin miedo, viajar sin miedo, vivir sin miedo. Donde no tengamos que preocuparnos por cómo vestirnos, cómo protegernos o cómo comportarnos para garantizar nuestra seguridad. Donde la incertidumbre de si regresaremos a casa deje de ser una realidad, incluso dentro de nuestras propias relaciones de pareja.
El 8 de marzo no es una celebración, sino un día de lucha y resistencia. Es un momento para visibilizar nuestras demandas y honrar la memoria de las mujeres que rompieron estereotipos y desafiaron las normas impuestas. A ellas les debemos los avances del movimiento feminista, y a nosotras nos corresponde seguir construyendo un camino hacia la igualdad.
Por un 8 de marzo de hermandad, colectividad, sororidad y convicción feminista. Para que nuestros derechos sean garantizados y la frase «si llega una, llegamos todas» no sea solo un lema, sino una realidad donde nos sintamos escuchadas, apoyadas y visibilizadas. Porque la libertad de vivir sin miedo es un derecho, y la salud mental de las mujeres debe ser una prioridad desde la infancia hasta la vejez.
* Maestra en Psicología Clínica. Diplomada en Derechos Humanos y Violencia de Género. Tallerista de Mujeres Morena CDMX – INFP. Feminista y Parlamentaria del “Parlamento de Mujeres, 2023” del Congreso de la CDMX, II Legislatura.
Fuentes:
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR). (s.f.). Introducción a la CEDAW. Recuperado el [fecha de acceso], de https://www.ohchr.org/es/treaty-bodies/cedaw/introduction
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). (s.f.). Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Recuperad el [fecha de acceso], de https://www.scjn.gob.mx/igualdad-de-genero/cedaw
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